El artista presenta una obra vital, fresca y colorista hasta la perplejidad. Su imaginario fluye aquí sin complejos, se regodea en los detalles, mientras configura con sano descaro un universo hermético en ebullición, lleno de sentido del humor.
Tú ya no me conoces (La hormiga y la cigarra)
La exposición de la primera exhibición de Agustí –en casa Vinçon- muestra una poligamia profesional sin la menor vergüenza. Su energética actitud contra la vida, que le sobra y regala a raudales, captura el momento haciendo que persista en la memoria como residuo nuclear.
Hoy –en casa
H2O en a "Tú ya no me conoces" afirma que hay que aprovechar que las células de nuestro cuerpo se renuevan cada 4 años. Hablar de las intimidades sensuales más escondidas, con el lenguaje del exhibicionismo global, requiere una mirada atenta y un punto perverso.
La impunidad de Agustí es referente del nuevo cuento de La hormiga y la cigarra... al llegar el invierno la hormiga currante espera paciente la visita de la cigarra, que una vez más había pasado el calor cantando frívolamente entre bares y terrazas de París. En lugar del TOC-TOC habitual, oye un: “-MEC-MEC!!!...”, la cigarra había llegado con un Ferrari.
-¿Qué narices haces con este carro?...
- En una farra un productor me pescó y ahora, ¡me voy de bolos por toda Europa! ¿Te traigo algo de París?
Jordi Torres
