14 de octubre de 2004

Texto de Carlos Pazos para "La Primera Vez". La Presentación Oficial del Bad Painting en la Sala Vinçon

Es sólo "bad painting", pero mola. El hiperactivo Agustí no para de "epustuflarnos". Hasta hace unos años, le bastaba con esclavizarnos atándonos con cadenas de ilusión, al compás del cha-cha-cha de su trepidante locura, a la incesante producción de gadgetería atómico-plástica. Ahora, con razón y co-razón se lanza a competir con los habitantes de este mundo de trapecios y tentetiesos, funambulistas indecorosos del decorado y equilibristas paquidérmicos. Me consta, podemos ir dándonos por follados. Como "pessebrista" en ese mundo innoble que conoce la perfección y que retrata con el hondo cariño con el que degollaría a San Martín de Porres para convertirlo en una hucha del Domund, Agustí compone escenas en las que predomina la gastronomía caníbal.
Su paleta, de infames tonalidades ácido-pastosas, nos remite a veladuras de "sang i fetge" encebollado sobre lecho de dentaduras al pil-pil, tatuajes al aguarrás, miembros troceados y deshuesados en pepitoria, perillas engominadas a la esencia de trementina y crepados con mayonesa. Los fondos, de espléndida opacidad volumétrica, rezuman explosiones deconstructivas de sabores chillones, que golpean con acierto las paredes del estómago y encuentran su acomodo definitivo en lo más hondo del páncreas. 
Acercándonos, principalmente a las zonas erógenas, comprobaremos los contornos aturdidos definidos por ese trazo de pintura de mantequilla a la espátula que se hacen especialmente repugnantes en las regatillas de entrepierna, mostrándonos notas llamativas de azufre con fungicidas, ámbares de poliuretano y un sedoso y bastante complejo paladar de arándanos en la campanilla. El conjunto, un espectáculo para oídos sordos. En fin, un sinfín infinito de infectas sinfonías. Delicados delirios de su incisiva "in"-formalidad tendenciera. Si esto es bad painting, ¡que venga pronto lo peor!

Carlos Pazos, Barcelona, septiembre 2004